Así nada más
Estaba
exhausto, agotado, cansado y unmontón de sinónimos más que se le ocurrían para
describir su estado, pero hasta pensarlo era cansino y ya no quería más. Esa
pereza que creyó olvidada al entrar a trabajar comenzó a llegar de nuevo sin
que alguien la hubiese llamado, alterando un poco su rutina, el estilo de vida
que había escogido llevar a cabo en el momento en que escogió qué carrera sacar
y por la cual se esforzó.
Su
carrera no era muy pesada, según su propio punto de vista: era escritor y si
bien no tenía algún esfuerzo físico, pensar mucho en cómo quedarían bien
ordenadas las ideas que tenía lo agitaba mucho más que su trote matutino de
todos los días antes de sentarse frente al ordenador a escribir o, más bien,
ordenar todas las ideas que tenía en mente.
Ese
día no había sido la excepción.